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EL SEÑOR RATO Y LA SELECCIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL

La verdad es que una vez escrito y releído el título, parece ridícula la conexión que pretendo hacer entre ambos sujetos. No obstante, allá va. 

Me he decidido a escribir sobre ello, a raíz del escueto intercambio de mensajes a través del teléfono con algunos de mis amigos tras la lectura de las noticias y comentarios sobre el lío de Rato o "Ratogate". 

Yo envié a mis amigos el enlace a la noticia del periódico "El Mundo" y específicamente al cuadro que publicaban respecto al Patrimonio y cantidades que el ex vicepresidente del Gobierno y su familia habrían defraudado a Hacienda. La contestación fue el enlace a un artículo publicado en el mismo periódico por D. Arcadi Espada, titulado: "Caza y fusilamiento", que hablaba básicamente de la indefensión del citado, del teatro mediático de su detención y de la condena anticipada sin juicio previo. Bueno, sí, ¿y qué? ¿O es que es esto acaso algo nuevo? Forma parte también del ambiente de corruptela y “raterismo” a todos los niveles en el que el país se mueve desde hace tiempo. También pasó con Lola Flores, La Pantoja, Teddy Bautista y varios más, cuyos nombres eran de sobra conocidos por la ciudadanía. Sí, se montaba un circo con claras intenciones ejemplificadoras u otras más aviesas e inconfesables. De acuerdo, otro fallo más del sistema, otra corruptela si se quiere, otra injusticia más.

Pero cuidado, no caigamos en la tentación de defender lo que es indefendible. Y aquí es donde pretendo introducir la referencia a la selección española de fútbol.

Yo vi el Mundial fuera de España. Desde hace cierto tiempo no resido en mi país y, se quiera o no, parece que los sentimientos de pertenencia a la tribu que habla tu mismo idioma, canta tus mismas canciones y come la misma comida se exacerban cuando estás lejos y ves un acontecimiento de esta índole. Cuando estás rodeado de extraños que no comulgan en nada o casi nada de lo anterior y cuyo color de camiseta es distinto, pues parece que la adrenalina, o lo que quiera que actúe en nuestra psique y cuerpo, se dispara. Eso al menos es lo que me sucedió a mí en aquél campeonato de infausto recuerdo. Viendo la humillante derrota que España sufrió ante Holanda pasé por diversas fases de distress o discomfort, que dirían los ingleses. Rabia, desesperación, indignación, vergüenza, pena, impotencia... En fin, tampoco quiero recordarlo, mejor dicho revivirlo, demasiado. La imagen de algunos ingleses medio borrachos partiéndose de risa cada vez que España la pifiaba o que le colaban un gol a Casillas la tengo grabada en el cerebro, como también las ganas que tenía de estamparle el vaso en la cabeza a un francés- o similar- que tenía a mi lado jaleando cada jugada de los tulipanes y agitando el brazo con el puño apretado cada vez que nos daban en los morros, y fueron unas cuantas.

No sé muy bien con qué propósito, quizá desahogarme o compartir con otros el malestar y la indignación por tan lamentable espectáculo, después de esperar, como esperábamos casi todos, una digna actuación de nuestro equipo, en aquel entonces vigente campeón de Europa y el Mundo, pero lo cierto es que cuando llegué a casa escribí un mensaje en nuestro grupo de WhatsApp, creo que "humillante y vergonzosa derrota" o algo parecido. Pues bien, algunos de mis amigos, más de uno y de dos, contestaron que fue cuestión de mala suerte. Yo no daba crédito, pensé al principio que estaban de broma, pero no, en absoluto, era una opinión que mantenían y fundaban o trataban de fundar, según mi criterio. Creo que el cabreo se me multiplicó por 3. Pero bueno, ¿es que estaba yo viviendo una realidad paralela, es que quizá bebí demasiadas cervezas durante el encuentro? no, ni una cosa ni otra. Discrepábamos frontalmente respecto a una misma realidad, pero la diferencia de criterios era brutal, irreconciliable. ¿Pero qué partido habéis visto vosotros? y ellos: ¡pero hombre si David Silva la cuela en esa oportunidad que tuvo en el primer tiempo! Sí, claro, y si la Abuela no fumara... En fin, así estuvimos un buen rato y el debate se calentó, al menos en lo que a mí respecta, más de la cuenta. Finalmente, creo que todos decidimos darlo por zanjado y esperar a que la selección demostrara en los siguientes partidos la calidad que se le suponía. No fue así, aunque en las subsiguientes ocasiones yo ya no inicie ningún estéril debate al respecto.

Pensaba entonces, y sigo pensando ahora, que hay cosas indefendibles. Que la pasión, incluso el amor, no nos puede cegar a la hora de juzgar con cierta racionalidad o pretensión de objetividad ciertos acontecimientos. No se puede afirmar cuando te meten cinco (5) "perillos" y te dan un baño de tal calibre como el que nos dieron los holandeses que el equipo tuvo mala suerte, eso, con perdón, sólo es propio de forofos. El fútbol, sobre todo el fútbol moderno, es algo más, mucho más, que tocar el balón bien, dar 20 pases en medio campo para avanzar medio metro, o hacer 3 o 4 regates. Hay tácticas, hay estrategias, hay eso que antaño se solía denominar como "estar en forma" o "condición física" y hay también, no menos importante que la anterior, una condición psíquica, relacionada con la concentración, la mentalidad colectiva frente al individualismo, la férrea voluntad de luchar por la victoria, etc... Pues bien, en todos esos aspectos añadidos los holandeses, los chilenos e incluso también los  Australianos, pese a vencer a estos últimos, nos dieron un baño, cien vueltas. 

Que España falló mucho, toma, claro, pero es que en acertar consiste el juego caramba! y muchas veces el desacierto es fruto no de la falta de talento, sino de preparación y ambición: ambas brillaron ostensiblemente por su ausencia en aquel equipo que años antes nos hizo campeones de Europa y del Mundo. Esos títulos, aunque así dicho resulte cruel, formaban parte del pasado, un nuevo campeonato exige no sólo una nueva camiseta con una estrellita encima del escudo, sino, una nueva puesta en escena, una nueva búsqueda, poniendo todos los medios idóneos al alcance, de la victoria. Eso no se produjo y pasó lo que pasó; y no se es menos español o menos aficionado o seguidor de la Selección española por decir eso que, en mi criterio, fue ostentoso, obvio. No se puede, pues, defender lo indefendible, no se puede decir que hubo mala suerte cuando lo que hubo fue un equipo totalmente superado, desfondado y que jugó penosamente.

Pues bien, exactamente igual el "forofismo" asoma el lomo en política tanto o más que en el fútbol y el deporte en general. Registro y detención de Rato, publicándose unos datos de fraude escandalosos. Serán o no delito, eso no lo sabremos hasta que recaiga sentencia firme, tampoco sabemos, por cierto, cuándo sucederá eso... ¿5 años? Pero lo que no se puede, a mi juicio, es poner el acento en que la detención y registro, a la luz de las cámaras, fue un circo, que no hay derecho a eso, que se le condena sin juicio previo y sin saber realmente lo que pasó. Con ser ciertas esas cosas, también lo es que el Vicepresidente del Gobierno, además titular de la cartera competente en aquellas fechas en materia de economía y Hacienda, defraudó a Hacienda, mejor dicho, para ser un poco cauto en las afirmaciones: No pagó a la Hacienda Pública, esa que el famoso eslogan decía que éramos todos, lo que debía haber pagado. Por eso el Sr. Rato se acogió a esa increíble e infumable amnistía fiscal1 que aprobó en el año 2012 su propio partido. A partir de ahí, como ya han glosado muchos periodistas, la caída del que se dijo fue el mejor Ministro económico de nuestro país, fue progresiva: dimisión del “cargazo” en el FMI, asunción de la Presidencia de Bankia, descalabro y gigantesco fraude-tarjetas black incluidas- de la entidad bancaria, aunque éste ya venía de mucho antes, y finalmente esta última noticia sobre posible blanqueo y evasión de capitales. Conviene además tener presente que la denuncia que motivó la detención y registro no proviene de un particular sino que es una denuncia cualificada, deriva de una investigación realizada por la Agencia Tributaria de la que resultan movimientos y actuaciones altamente sospechas, sociedades fantasma, trasvase de fondos, presumiblemente con el objetivo de evitar responder patrimonialmente en el asunto Bankia. En fin, conviene no olvidar que el Fiscal insta tales actuaciones y que el Juez las ordena. Me niego a creer que éste, el nuestro, sea un país en el que se llevan a cabo tales medidas procesales, sin una apariencia más que fundada de legalidad. Apariencia, por cierto, que no consigo ver, a la luz de todo lo publicado en los últimos días, en el comportamiento del aludido superministro de Economía.

Las formas son importantes en Derecho, sin duda, y en el futuro se verá si lo que se hizo y cómo se hizo tiene alguna trascendencia a la hora de determinar si el Sr. Rato cometió o no algún delito, pero de ahí  a defender al citado hay un trecho abismal, imposible de saltar, salvo que se sea partidista o por utilizar el término deportivo antes mencionado: "forofo".

 

1 En las más recientes comparecencias parlamentarias, los miembros del PP dicen que no fue una amnistia fiscal, como las que hizo el PSOE, sino una regularizacion fiscal. Lo que invita a citar las famosas palabras de George Orwell: political language is designed to make lies sound truthful and murder respectable, and to give an appearance of solidity to pure wind

 

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